Corey Brooks, «el pastor del tejado», vivió 343 días en el techo de su iglesia en Chicago para incentivar la transformación comunitaria. Brooks publicó en internet un reconocimiento a su maestro de primaria, Joe Stokes, quien le enseñó cuatro lecciones inolvidables: el poder de la perseverancia, la importancia de la integridad, el valor del compromiso con la comunidad y el impacto de la educación.
La fiesta de cumpleaños de Rosita fue inolvidable: comida deliciosa; charla divertida; y la presencia de su primer nieto, la cereza del pastel. Pero todo palideció ante los homenajes de sus dos hijos. Aunque el matrimonio de Rosita no duró, su habilidad excepcional como madre soltera impactó a sus hijos. Sus elogios reflejaron todo lo que ella hizo para satisfacer las necesidades de ellos. El comentario del hijo menor resumió cómo era su madre: «Es una mujer temerosa de Dios».
El 14 de enero de 1973, cuando se jugó el Super Bowl vii, la perfección estaba en juego. Hasta ese momento en la temporada de fútbol americano, los Miami Dolphins tenían un récord perfecto: 16 juegos sin una sola derrota. Y al terminar, los victoriosos Dolphins pasarían a la historia del deporte como el único equipo en el fútbol profesional con un récord perfecto.
El mariscal de campo de fútbol americano C. J. Stroud es joven, talentoso y un declarado creyente en Jesús. En una profesión donde la carrera promedio dura solo 3,3 años, Stroud ha hablado abiertamente sobre en quién deposita su confianza: «El fútbol tiene muchas… idas y venidas. Pero, al final del día, lo más importante es tu fundamento. Y algo que ha establecido mi fundamento es mi fe».
En su libro Man of Honor [Hombre de honor], Ray Pritchard comparte la historia de su paseo por un cementerio donde descubrió la lápida de un hombre con un homenaje extenso. Pero luego describe un epitafio más llamativo en la lápida del hijo de ese hombre: «Un hombre de integridad incuestionable». Como escribió Pritchard: «Cinco palabras para resumir toda una vida. Más de sesenta años condensados en cinco palabras. Pero, ah, qué verdad expresan».
Anita Bailey se sintió conmovida cuando recibió este mensaje por internet sobre su hijo Jalen: «Hoy estaba recibiendo a la gente en [la iglesia], y un joven se me acercó y me abrazó. […] Me quedé mirando un segundo, lo reconocí y dije: “¡Jalen!”. Nos abrazamos y charlamos. ¡Qué joven agradable!». La mujer había conocido a Jalen en sus días de rebeldía, cuando Anita y su marido, Ed, luchaban por salvar a su hijo de las consecuencias de sus decisiones, que le valieron doce años de cárcel.
En su libro From the Pit to the Pulpit [Del pozo al púlpito], John Stroup comparte sobre las fuerzas poderosas y hostiles de la vida que lo lastimaron física, sexual y emocionalmente. Señala: «Empecé a drogarme antes de poder conducir un auto […]. Dejé la escuela y comencé a meterme cada vez más en delitos». Finalmente, esos delitos lo llevaron a la cárcel. Mientras cumplía una condena de cinco años, la Biblia se volvió real para él y se humilló ante Dios. Por la gracia del Señor, se liberó de hábitos que antes eran más fuertes que él.
Como un niño de las décadas de 1950 y 1960, crecí en una época en la que el «pasatiempo estadounidense» era el béisbol. No podía esperar para ir al parque a jugar; y una de mis mayores emociones fue cuando recibí la camiseta de béisbol con el nombre de nuestro equipo: ¡GIANTS! Aunque el número 9 en mi espalda me distinguía de los demás, el uniforme nos identificaba como miembros del mismo equipo.
Jesús, ¿cómo estás orando por mí? Nunca había pensado preguntar esto hasta que mi amigo Lou compartió cómo había clamado de corazón a Cristo cuando enfrentó una situación que requería más sabiduría y fortaleza que la que era capaz de reunir. Escucharlo expresar esta pregunta en oración me ha ayudado a agregar una dimensión a mis oraciones.
En su discurso de 2024 a 1.200 graduados universitarios, el empresario millonario Robert Hale Jr. dijo: «Estos tiempo difíciles han aumentado la necesidad de compartir, interesarse y dar. [Mi esposa y yo] queremos darles dos regalos: el primero es nuestro regalo para ustedes, el segundo es el regalo de dar». Luego, entregaron dos sobres a cada uno de los sorprendidos graduados: 500 dólares para guardar y 500 para dar a una persona necesitada.